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Leire Kareaga

Nací en 1970, en Eibar. En casa se respiraba artesanía y arte, el padre grabador-pintor y una madre que desde que nacimos no paró de tejernos conjuntos de lana. El Renacimiento y el Modernismo en aquellos diseños de grabado de mi padre, así como del Impresionismo y otros estilos artísticos en los libros de pintura de su estudio, nos resultaban cercanos. Yo nací en el 70, la cuarta de cinco hermanos que, aparte de heredar las ropas de mis hermanas, tuve la suerte de disfrutar de sus juguetes, cuentos, libros ilustrados y como no, de los cómics y vinilos ya en la adolescencia. Dicen que los hermanos mayores nos abren la puerta, yo añadiría que no solo la puerta, sino que también ventanas con lo cual, a mí que siempre estaba en la mitad, alguna corriente siempre me pillaba para lo bueno y para lo malo. Eibar, mi padre, la asociación artística, la sala de exposiciones municipal, la kultu, la sección fotográfica del Depor, Museo de BBAA, galería, exposiciones... en la juventud y de la mano de mi padre tuve la suerte de poder acercarme de manera directa al arte y eso que en muchas ocasiones iba por obligación, aunque luego disfrutaba. El Bosco, Goya por nombrar algunos entre tantos o como no la obra y el estudio del pintor Beorlegi me resultaban curiosos. También ilustradores gráficos como Frazzeta, Vallejo, entre otros, los fui conociendo en los comics que compraba mi hermano mayor e intercambiaba con sus amigos. Licenciada en Bellas Artes en el año 95, en la especialidad de Restauración, al parecer para mis padres era lo más adecuado, la historia se repite. Eso sí, en cuanto terminaba las clases me acercaba a las de pintura y así, sin darme cuenta me puse a pintar. No me costó hacerme un hueco entre los compañeros de pintura, los observaba y escuchaba, aprendiendo de ellos y de los profesores como Tamayo, Gortazar y otros que recorrían los diferentes “txokos” que los alumnos iban creando dentro del aula a modo de pequeños estudios. En esa etapa realicé mis primeros trabajos en acrílico, técnica que me resultaba muy propicia dado el tiempo que tenía para pintar. Durante esa etapa, realizaba murales sobre cartones para decorar bares en fiestas de carnaval y otras iniciativas que luego se echaban a perder. Lo importante era practicar. En 1994 se me invitó a participar en una exposición colectiva de alumnas de la facultad con la obra “¿Y aquí, quien corta el bacalo?”, un trabajo de 250x 160cm. Luego llegarían otras exposiciones con compañeros de la facultad y otros artistas con los que iba coincidiendo en diferentes propuestas. Ese mismo año inicio la especialidad de grabado de la que realicé dos cursos, en este último obtuve una beca de Erasmus para ampliar mis conocimientos de grabado en Bolognia. Mi estancia en la escuela de Belle Arti de Bolognia llenó mi mochila (mi carpeta) de experiencias y proyectos. Durante la etapa de estudiante también comencé a trabajar con mi padre, modelando, realizando diseños de Heráldica, genealogía y restauración de pintura. Al regresar de Bolognia, continué realizando este tipo de trabajos artesanales y otros que me salían hasta que finalmente comencé como profesora de dibujo y pintura. En la medida que me ha sido posible, he intentado mantenerme activa realizado exposiciones, acudiendo a conferencias, exposiciones y cursos relacionados con el arte porque, entre otras cosas, creo que lo que me enriquece a mí también lo hace a mis alumnos. Mi obra, ya sea gráfica o plástica, de carácter narrativo y con cierta carga crítica o reflexiva, juega con composiciones o escenas un tanto teatralizadas, en ocasiones caóticas, donde los personajes, objetos, espacios y textos interactúan entre sí. Ese carácter narrativo da sentido a mi obra, en cualquiera de mis propuestas. La exposición “La imagen crítica. Figuración en la España de los años 70” en febrero de 2018 fue la que llevó definitivamente mostrar mi trabajo en este formato. Contacto: leikazk@gmail.com